miércoles, 9 de diciembre de 2009

Los abusos de los medios de comunicación

Soy estudiante de periodismo. Me gusta lo que estudio y quiero llegar a ser periodista, una profesión que he escogido por ser mi vocación y de la que me gusta sentirme orgullosa. Creo en su función en la sociedad, considero que es necesaria, pero cada vez soy más consciente de que los medios de comunicación se están propasando. El hecho de que el periodismo fomente el debate público, informe, cree opinión (lo que ya no es tan puramente periodístico), está contribuyendo para que abusen de su poder. Poder de convicción, poder de convencer, poder de inventar, poder de endiosar o por el contrario desprestigiar a alguien. Sé que son las actuales normas del juego, pero eso no significa que me gusten.
Eso es lo que le ha ocurrido a Diego Pastrana. Supongo que la historia os será algo familiar, porque el revuelo que ha generado en los últimos quince días no tiene precedentes. Ni tampoco lo tiene que los medios (y muchos, muchísimos ciudadanos) comenzaran una oleada de rectificación histórica. Esto es el final; vayamos al principio.

Diego vive con Belén, y con la hija de tres años de ésta, Aitana, fruto de una anterior relación. Deciden trasladarse a vivir a Tenerife, donde Belén encuentra trabajo y Diego, en paro, deberá encargarse de la niña. Con la muy mala pata, en la que el sábado, 21 de noviembre, la niña tiene una caída de un columpio, tras la que es llevada al hospital, pero no tiene ningún síntoma preocupante: Dalsy y a casa. En los siguientes días, el comportamiento de la pequeña es algo sospechoso, en palabras del propio Diego estaba como "ida, le dolía la cabeza, la tripa, no comía bien". Lunes, 23 de noviembre. Aitana se encuentra muy mal, apenas come, y vomita tres veces. Diego la asea, la ducha y se encarga de ella, hasta que llega un momento en el que pierde los nervios. Vuelve a acostar a la niña, y pasado un rato, acude a ver a la niña, que está tumbada con los ojos abiertos pero no contesta, y sólo emite un gemido. A la niña le cuesta respirar. Diego se asusta y pide ayuda a un vecino, que le ayuda a trasladarla al hospital. Aitana tiene dos paradas cardíacas, que supera con reanimación. En ese momento, y con un chequeo más que superficial, el pediatra emite un parte de lesiones muy duro, que incluye "desgarro anal y vaginal. Lesiones compatibles con haber sido penetrada o con episodios de malos tratos".

Y es entonces cuando empieza la tortura de Diego y el abuso de poder de los medios de comunicación. Asesino, sinvergüenza, maltratador, pervertido... Es detenido, y la gente le grita. Lo más lamentable, un periodista incita a una mujer para que increpe al detenido a la llegada de los juzgados: "Grítele señora, grítele". Los medios, al unísino, se olvidan del 'presunto' y, al fallecer la niña, le culpan de la muerte y le tachan de asesino violador. La Policía se ensañó; "me han tratado peor que a un perro", e incluso le enseñan fotos de Aitana ya muerta. El 27 de noviembre, un examen médico más exhaustivo ya ha descartado la agresión sexual, pero el juez prorroga su detención a la espera de los resultados de la autopsia. Pese a esto, el 28 de noviembre, ABC publica en su portada una foto de Diego, con un titular demoledor: "La mirada del asesino de una niña de tres años".

Ese mismo día, la autopsia descarta cualquier abuso sexual y recoge que las lesiones de Aitana eran compatibles con la caída del columpio por un lado y con las maniobras de reanimación por otro. Ya en libertad, Diego sufre una crisis de ansiedad. Y comienzan a llegar las muestras de cariño, los arrepentimientos y los perdones de toda esa gente que le juzgó antes de tiempo. La mayoría de la opinión general pasó de odiar a querer a Diego en sólo unos días, y por una simple cuestión; la manipulación periodística. Distorsionar los hechos no ayuda a nadie, no responde al cumplimiento de ninguna función y es un abuso del que inexplicablemente, los periodistas se creen con derecho de realizar.

Y es vergonzoso. Es el lado más deprimente del periodismo y el que más asqueo. Espero que por lo menos este caso sirva de ejemplo en el futuro, pero conociendo el ego periodístico (nosotros nunca nos equivocamos), lejano veo ese día.

Me gusta el periodismo, no me gusta la manipulación.



Nota: Este sólo es uno de muchos abusos que realizan los medios de comunicación a diario en sus páginas. Todas las citas y fuentes proceden de atestados y documentos oficiales.

[Fuente: Crónica (El Mundo versión impresa)]

1 comentario:

  1. tienes toda la razón. Este caso ha sido la gota que a colmado el vaso en cuestión de manipulación periodística. Se ha visto como querían un titular y lo han tenido... el problema es que el error les ha salido barato y deberían haber sido mucho mas castigados y no solamente con la simple correción... espero que nosotros si llegamos a ser futuros periodistas podamos ejercer una profesión desde un punto totalmente diferente.

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