viernes, 18 de diciembre de 2009

La influencia americana

El pasado 10 de diciembre Barack Obama recibía el premio Nobel de la Paz en Oslo, habiendo discurrido menos de un año desde su toma de posesión como Presidente de los Estados Unidos de América, el 20 de enero de 2009.

Un amigo me pidió por esas fechas que escribiera algo sobre la influencia americana en el mundo, en el resto de países, en el resto de políticos, en el resto de personas.

Y mi opinión sobre el tema es bastante clara. En el colegio, casi cualquiera habrá estudiado que Estados Unidos lleva inmerso en alguna guerra, siempre fuera de su territorio nacional, a lo largo de todo el siglo XX y lo que llevamos de XXI. Estados Unidos, su gente, y sus presidentes, sobre todo, se sienten en deuda con el resto de ciudadanos del mundo y se creen, no sólo con el derecho, sino con la necesidad, de hacer algo por el resto de la Tierra. Esto no siempre les ha salido bien: de hecho, no les ha salido bien casi nunca.

Sería una tontería negar, pese a este espíritu de salvador perenne, la influencia que ejerce sobre todo lo que ocurre en el globo. Las empresas mejores, las más grandes, o tienen filial americana o son americanas. Lo que hace Estados Unidos en materia militar es un ejemplo a seguir (e incluso para verse involucrado, sino que se lo digan a Aznar). El liderazgo político es un hecho, inclusive en etapas tan nefastas como la de George Bush hijo. Con los ojos abiertos, entrecerrados, o con el rabillo del ojo, todo el mundo mira qué posición o actitud toma Estados Unidos.

Esta posición preferente, tiene su origen en el final de la Primera Guerra Mundial. Estados Unidos, siendo un país mucho más joven que los implicados en la contienda en el viejo continente, tenía un espectro de crecimiento mucho más amplio. Durante la Gran Guerra, no se vió en absoluto afectada en cuanto a pérdidas materiales, dado que la guerra se libró en Europa, donde otros países, como Francia, quedaron destrozados. Además, la IGM fue la oportunidad idónea para fomentar el crecimiento de su industria, que con el armamento militar, se vió multiplicada notablemente, alcanzando cifras nunca conocidas. Desde entonces, y ya en la firma del Tratado de Versalles, Woodrow Wilson impuso ciertas exigencias y forzó al resto de países aliados a cumplir con la conocida como la Lista de 14 puntos, entre los que destacaba la creación de la Liga de Naciones, un claro antecedente de la Sociedad de Naciones.

En la Segunda Guerra Mundial, idem. La implicación americana fue notable y en los entresijos de las negociaciones también se vió involucrada (sobretodo con el tema de Berlín y la reconstrucción de Alemania). A partir de entonces, empezó a meterse en guerras y causas ajenas para ayudar al mundo. Vietnam, Primera y Segunda Guerra del Golfo, Iraq, Afganistán... y los que quedarán. Y éstos últimos, más bien con discretos - o nulos - resultados.

Pese a todo, su preponderancia continúa. Que Barack Obama haya recibido el premio Nobel de la Paz, sin haber hecho 'nada' importante a día de hoy (ni siquiera la tan ansiada reforma sanitaria), demuestra que el resto del mundo confía en él, y en su posición, para hacer cosas buenas por el planeta. Cosas buenas que en teoría, se verán correspondidas en otros países. Que, por ejemplo, Estados Unidos se comprometa a llegar a un acuerdo en la cita del clima en Copenhague, será visto como una victoria y el primer paso para lograr cambios. Y cambios que no sólo se queden en el papel, sino que se apliquen.

Esta es la influencia americana; un hecho innegable y que pese al bárvaro crecimiento de otras naciones como India, Japón o China, parece no tener un final cercano.

martes, 15 de diciembre de 2009

Aminatu Haidar: el conflicto continúa

Mireya Lázaro y Paula Civera.- En las últimas horas se han precipitado múltiples noticias sobre el tema Haidar. A corto plazo no parece haber solución, y la diplomacia española se encuentra sin rumbo en cuanto a qué nueva estrategia seguir. La actitud de la activista saharaui y de Marruecos están acabando con todas las propuestas del Gobierno y cada minuto que pasa, se incrementa la tensión. En el punto de mira de la oposición y de los demás grupos políticos, se encuentra la (in)operancia del sistema diplomático patrio.

Con el fin de intensificar su ofensiva diplomática en el caso Haidar, Marruecos ha enviado representantes de los principales partidos políticos del país, para explicar la postura marroquí ante la controvesia que ha suscitado la activista. Por eso, esta mañana, el periódico El Mundo, en su versión digital, mostraba una entrevista con el ministro marroquí de Asuntos Económicos, Nizar Baraka. El ministro ha criticado duramente a la saharaui, con afirmaciones tales como “ni Marruecos ni España se merecen el trato que han recibido de Haidar”.
Del lado español, destaca la movilización de los actores del ‘No a la Guerra’, que quieren trasladar al Rey una misiva que han firmado más de 20.000 personas, pidiendo que interceda con Marruecos a favor de Haidar. Además, las últimas medidas que prevé tomar el Gobierno han avivado la polémica; las pretensiones de alimentar a Haidar en el caso de que su vida corra peligro, ha provocado la amenaza por parte de la activista de emprender acciones legales por vía penal si tal caso se diera. Sin embargo, el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Fernando de la Rosa, ha afirmado que los tribunales no actuarán hasta que Aminatu pierda la conciencia, y ha manifestado que habrá que actuar de acuerdo a la voluntad de la activista pero con respeto a la vida.

Con hoy ya van 24 días de ayuno volutario en el aeropuerto de Lanzarote, desde que Marruecos la expulsara del país y le retirara el pasaporte. El Reino Alauí no se plantea en ningún caso permitir su regreso a El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, el lugar donde reside junto a su madre y a sus dos hijos, que han lanzado un llamamiento para que pueda volver.

[Publicado previamente en http://www.uvalencia.info/ el 8/12/09.]

domingo, 13 de diciembre de 2009

Cuando el corazón puede más que la razón

Soy una persona muy impulsiva. Sentimental, pasional, exagerada. Tanto lo bueno como lo malo lo vivo mucho. A veces, muchas veces, no me gusta esta parte de mí, pero por más que lo intente, no puedo hacer nada contra ello. Es irracional, completamente irracional, pero es como soy.

Después del primer momento de obzecamiento, vuelvo a razonar, argumentar, y soy la primera en darme cuenta de que no me gusta ser así. A veces la rabia me recorre el cuerpo de una manera tan vertiginosa que no soy capaz de darme cuenta de cómo actúo. Esto, en algunas ocasiones, me trae problemas con personas que no se lo merecen, pero simplemente no sé ser de otra forma.

Siendo demasiado exigente y queriendo que los demás se comporten como uno mismo llego a generar discusiones estúpidas, fuera de lugar, innecesarias. En los momentos de lucidez, me odio a mí misma por ser así, así de egoísta y de tonta. Me gustaría poder controlar estos impulsos, pero no puedo.

Supongo que esto es lo que ocurre cuando mi corazón puede más que mi razón.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Los abusos de los medios de comunicación

Soy estudiante de periodismo. Me gusta lo que estudio y quiero llegar a ser periodista, una profesión que he escogido por ser mi vocación y de la que me gusta sentirme orgullosa. Creo en su función en la sociedad, considero que es necesaria, pero cada vez soy más consciente de que los medios de comunicación se están propasando. El hecho de que el periodismo fomente el debate público, informe, cree opinión (lo que ya no es tan puramente periodístico), está contribuyendo para que abusen de su poder. Poder de convicción, poder de convencer, poder de inventar, poder de endiosar o por el contrario desprestigiar a alguien. Sé que son las actuales normas del juego, pero eso no significa que me gusten.
Eso es lo que le ha ocurrido a Diego Pastrana. Supongo que la historia os será algo familiar, porque el revuelo que ha generado en los últimos quince días no tiene precedentes. Ni tampoco lo tiene que los medios (y muchos, muchísimos ciudadanos) comenzaran una oleada de rectificación histórica. Esto es el final; vayamos al principio.

Diego vive con Belén, y con la hija de tres años de ésta, Aitana, fruto de una anterior relación. Deciden trasladarse a vivir a Tenerife, donde Belén encuentra trabajo y Diego, en paro, deberá encargarse de la niña. Con la muy mala pata, en la que el sábado, 21 de noviembre, la niña tiene una caída de un columpio, tras la que es llevada al hospital, pero no tiene ningún síntoma preocupante: Dalsy y a casa. En los siguientes días, el comportamiento de la pequeña es algo sospechoso, en palabras del propio Diego estaba como "ida, le dolía la cabeza, la tripa, no comía bien". Lunes, 23 de noviembre. Aitana se encuentra muy mal, apenas come, y vomita tres veces. Diego la asea, la ducha y se encarga de ella, hasta que llega un momento en el que pierde los nervios. Vuelve a acostar a la niña, y pasado un rato, acude a ver a la niña, que está tumbada con los ojos abiertos pero no contesta, y sólo emite un gemido. A la niña le cuesta respirar. Diego se asusta y pide ayuda a un vecino, que le ayuda a trasladarla al hospital. Aitana tiene dos paradas cardíacas, que supera con reanimación. En ese momento, y con un chequeo más que superficial, el pediatra emite un parte de lesiones muy duro, que incluye "desgarro anal y vaginal. Lesiones compatibles con haber sido penetrada o con episodios de malos tratos".

Y es entonces cuando empieza la tortura de Diego y el abuso de poder de los medios de comunicación. Asesino, sinvergüenza, maltratador, pervertido... Es detenido, y la gente le grita. Lo más lamentable, un periodista incita a una mujer para que increpe al detenido a la llegada de los juzgados: "Grítele señora, grítele". Los medios, al unísino, se olvidan del 'presunto' y, al fallecer la niña, le culpan de la muerte y le tachan de asesino violador. La Policía se ensañó; "me han tratado peor que a un perro", e incluso le enseñan fotos de Aitana ya muerta. El 27 de noviembre, un examen médico más exhaustivo ya ha descartado la agresión sexual, pero el juez prorroga su detención a la espera de los resultados de la autopsia. Pese a esto, el 28 de noviembre, ABC publica en su portada una foto de Diego, con un titular demoledor: "La mirada del asesino de una niña de tres años".

Ese mismo día, la autopsia descarta cualquier abuso sexual y recoge que las lesiones de Aitana eran compatibles con la caída del columpio por un lado y con las maniobras de reanimación por otro. Ya en libertad, Diego sufre una crisis de ansiedad. Y comienzan a llegar las muestras de cariño, los arrepentimientos y los perdones de toda esa gente que le juzgó antes de tiempo. La mayoría de la opinión general pasó de odiar a querer a Diego en sólo unos días, y por una simple cuestión; la manipulación periodística. Distorsionar los hechos no ayuda a nadie, no responde al cumplimiento de ninguna función y es un abuso del que inexplicablemente, los periodistas se creen con derecho de realizar.

Y es vergonzoso. Es el lado más deprimente del periodismo y el que más asqueo. Espero que por lo menos este caso sirva de ejemplo en el futuro, pero conociendo el ego periodístico (nosotros nunca nos equivocamos), lejano veo ese día.

Me gusta el periodismo, no me gusta la manipulación.



Nota: Este sólo es uno de muchos abusos que realizan los medios de comunicación a diario en sus páginas. Todas las citas y fuentes proceden de atestados y documentos oficiales.

[Fuente: Crónica (El Mundo versión impresa)]

martes, 8 de diciembre de 2009

Holocausto

El Holocausto es un tema que mucha gente califica como quemado, demasiado exprimido, repetitivo ya. Pero para mí no pierde su vigencia o su interés. Históricamente ningún tema puede, o debe, perder su interés, pues personalmente creo que de eso trata la Historia: de recordar. Recordar para no olvidar.

Y ese ejercicio de memoria debe hacerse aún con más ahínco, si cabe, cuando se trata del Holocausto. En mí nació una curiosidad innata desde niña alrededor de este tema, y sigue intacta, por no decir que se ha acrecentado. Siempre aparece algún detalle nuevo que te sorprende: un dato, un hecho, una historia personal… Y eso es lo que lo hace tan cautivador. Después de recopilar mucha información, muy dispar y diferente, he de admitir que he llegado a pensar si no tenían suerte aquellos que no salían vivos de un campo de concentración. Tener que recomponer mi vida tras haber sentido el dolor más penetrante se me haría sumamente complicado. Dormir por las noches se convertiría en una misión imposible. No sé si sería capaz de perdonar, ni siquiera de perdonarme a mi misma por seguir con vida, mientras tantos otros se quedaron atrás.

Leyendo a Primo Levi en Si esto es un hombre muchas ideas se agolparon en mi cabeza. Muchas de ellas confusas, otras claras y cristalinas. Levi es un buen escritor, pues consigue engancharte en su relato y hacerte parte de él. Sientes, casi en primera persona, esa existencia tan grotesca que le ha tocado vivir. La miseria que se experimenta es tal, que parece un imposible luchar contra lo establecido, siendo la opción más fácil la resignación, y la única resistencia posible el logro de robarle unos cuantos días de existencia a la vida. Escribe de una manera grácilmente sofisticada, pero accesible y al alcance de cualquier lector. Al leerle, se debe tratar de mantener cierta distancia entre la narración y el lector, pues su relato es tan estremecedor, que su calado puede ser demasiado profundo.

Levi es, como muchos otros, testigo directo de la rutina en los campos nazis. Piensa y escribe igual que lo hacía en Auschwitz; su dolor es el mismo. Por suerte, con el paso de los años las tristezas se mitigan y supongo que los que tuvieron la suerte (o la desgracia) de sobrevivir consiguen postrar las reminiscencias de la guerra en el olvido.

Encontré en el blog del cantautor Ismael Serrano una especie de diario en el que cuenta todos los detalles de su gira alrededor del mundo. En su viaje a Chile, y a propósito de la dictadura de Pinochet, decía: “Dar testimonio de lo vivido alimenta la Memoria Histórica y la certeza de que no se han de repetir los errores, las atrocidades cometidas en lugares como aquel. La memoria es herramienta de futuro.” Estas frases puede que contradigan las teorías de muchos historiadores o expertos, pero para mí es la síntesis de lo que ocurre con aquellos acontecimientos históricos tan trascendentales que deben ser recordados pase el tiempo que pase. El Holocausto es uno de ellos.

Cuando era más pequeña, cuando comenzaba a mostrar mi interés por este tema con la lectura del Diario de Ana Frank, mi simpatía por los alemanes en general comenzó a decaer. Es injusto culpar a todo un país, y a todos sus habitantes, de unas atrocidades cometidas hace unos 60 años. Con el tiempo no he conseguido profesarles una mayor simpatía, pero por lo menos he conseguido comprender quienes deben ser culpados, y que no todos los alemanes tienen que ser señalados con un dedo por lo ocurrido. Me alegra además, saber como la mayoría de la población teutona condena hoy en día lo sucedido, además de rechazar cualquier tipo de movimiento neonazi. Se agradece.

Pasado ya más de medio siglo desde la liberación de los campos nazis a manos de las tropas aliadas, quedan ya pocos testigos directos, vivos, de lo que vivieron los judíos. Durante este tiempo se podría decir que se ha fomentado la existencia de documentales, películas, libros e incluso cómics que contribuyen a mantener informadas a las nuevas generaciones. Son innumerables estas piezas de gran valor informativo que deben ser el legado histórico de los niños nacidos en el siglo XXI. Las editoriales además apuestan por novelas, memorias y biografías que reproducen las historias de superación de los supervivientes, no sólo por la buena acogida en el mercado editorial, sino por alimentar este depósito literario-histórico que ha de ser una referencia en unos cincuenta años.

La conclusión más importante que se deba hacer sobre todo esto, es que fue un error del pasado y que se debe hacer todo lo posible por evitar que se repita. En una sociedad actual, sabemos qué está ocurriendo en cualquier rincón del mundo gracias a las agencias de noticias, los corresponsales y a la difusión de Internet. Sería casi una utopía que un gobierno consiguiera dar forma a una industria de la muerte como la amasada por los nazis bajo el mandato de Hitler. Aún así, en un mundo de la información como el de hoy, se han dado episodios como el genocidio de Ruanda, las torturas indiscriminadas en Iraq, donde se sigue librando una guerra irracional, o el eterno enfrentamiento entre Israel y Palestina.

El futuro debe regirse por gobiernos que sepan dar fin a estas batallas y propongan una cooperación internacional que realmente funcione, que integre a todos y no excluya a nadie. Quizás, hablar del Holocausto en las aulas ayude a muchos niños o adolescentes a comprender la necesidad de la integración racial, cultural y religiosa. A mí me ayudó a darme cuenta de que hay que respetar a los demás, no importa como sean. En general, el desconocimiento sobre la etnia judía es amplio, y conocer el Holocausto brinda la oportunidad idónea de entenderles sin juzgarles.
Los que murieron, los que fueron deportados y sobrevivieron, los que escaparon, los que se escondieron, los que fueron escupidos, aislados o insultados, los que ayudaron a salvar a otros, los que se sacrificaron, los que lucharon hasta el último momento, los que escribieron para recordar, los que escribieron para olvidar…. Todos aquellos que se vieron afectados en lo más mínimo por este episodio de la Historia, fueran de la religión o etnia que fueran, los considero unos héroes.

Todo mi respeto lo brindo hacia ellos, aplaudo por su coraje y admiro su valentía. Hoy cualquier tropiezo nos parece un obstáculo y quejarnos siempre nos resulta lo más fácil. Para todos aquellos héroes que se sobrepusieron a lo ocurrido, al dolor y las cicatrices físicas o sentimentales, os admiro. Ahora sólo nos queda aprender de ellos.

viernes, 4 de diciembre de 2009

In memoriam

Ayer (4 de diciembre) falleció Jordi Solé Tura. Si me limito a poner su nombre, es más que probable que os quedéis indiferentes. Pero esas tres palabras traen mucho más detrás. Jordi Solé ha muerto a los 79 años de edad, tras una vida dedicada a la lucha, la lucha política por sus creencias. Militó clandestinamente en el PSUC durante los años más duros de la dictadura, apoyó a Carrillo mucho antes de que el Partido Comunista fuera legalizado y se convirtió en una pieza clave en la fuerza de la 'nueva izquierda'. Pasó algunas temporadas en prisión, y llegado el momento, tuvo que exiliarse por diversas capitales europeas del este, época en la que participó muy activamente como locutor de la famosa Radio Pirenaica. Ahí no queda todo. Con la transición y el fin de la dictadura volvió a España, y formó parte, junto a Manuel Fraga, entre otros, de la Comisión encargada de escribir la Constitución Española. Su extenso currículum se cierra con dos legislaturas, las de Felipe González, en las que lideró el Ministerio de Cultura. Lamentablemente, enfermó de Alzheimer, y olvidó su propia historia.

Me apenó la muerte de Solé Tura porque lo considero un personaje algo cercano a mí. Hará ya más de un año y medio, en la que una noche, topé fortuitamente con un documental en TV3 que me sorprendió. Bucarest, la memòria perduda. Albert Solé, el hijo periodista del político catalán, decidió que necesitaba hacer un ejercicio de reflexión sobre la vida de su padre, y de su propia infancia, algo difusa, inundada de secretos y tapaderas. Es, además, un documental que tiene como fin ser la memoria, ya inexistente, de Jordi Solé.

Continué mis averiguaciones sobre él, y topé con su libro de memorias, Una història optimista; memòries. Lo leí muy a gusto, me encantó saber cómo progresó de ser casi analfabeto a lograr acceder a la universidad, y de ahí a convertirse en pieza clave del PSUC. Se trata de un tomo de algo más de 400 páginas (escueto para contar una vida como la suya), y que resulta ser sólo la primera parte de su autobiografía. Promete poner empeño por escribir la segunda, pero que tristemente, nunca llegó a ser realidad, pues aconteció esa terrífica enfermedad que le ha robado los recuerdos.

Yo diría que su hijo Albert, se ha encargado de continuar con ese cometido, y la película-documental retrata de una manera detallada y a veces desgarradora la vida de un joven catalán, panadero, estudiante, soñador.
In memoriam, por Jordi Solé Tura.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

No todo el romanticismo está muerto

Sí, lo confieso, soy una romanticona. Es así y negarlo no sirve de nada. Desde pequeña lo he sido, y a lo mejor con el paso de tiempo se ha disminuido un poco, pero en el fondo de mí, siempre permanece ese espíritu. Me enternecen las historias de amor, me encantan las comedias románticas y me pierde ver a parejas enamoradas por las calles. Soy así.

Extrañamente, siempre había creído en el cliché de que todas las mujeres éramos así, y que por el contrario ningún hombre creía en el romanticismo. No sé si será por la igualdad (o desigualdad) de estos tiempos, pero hace ya mucho que descubrí que hay bastantes chicas que en absoluto se ven contagiadas por esta ‘cursilería’, por decirlo de alguna manera. Sorprendentemente, diría yo, hay cada vez más chicos que se ven sumidos en esta corriente, aunque no lo demuestren en público, como quizás si que lo hagamos nosotras. El chico malote ya no es lo único en oferta.

Se me ha ocurrido escribir esta entrada de hoy por una razón curiosa; una amiga me ha pedido que le recomendara algunos lugares de París, donde va a ir este puente, y entonces ha venido a mi un recuerdo precioso y emotivo. Las pasadas Pascuas viajé con mi familia a la ciudad del amor, nunca mejor dicho, y presenciamos una escena de película. Como todo turista que se precie, hicimos la larguísima cola que precedía la subida a la Torre Eiffel, y una vez arriba, sucedió algo impensable. Estábamos mirando el paisaje, haciendo fotos, esas típicas cosas que se suele hacer al estilo guiri, cuando, a tan sólo unos metros de nosotros, un chico, de aspecto escandinavo, se arrodilló delante de su novia, y sacó un anillo para proponerle matrimonio. ¿Se puede ser más romántico? Este hecho terminó, afortunadamente, en un ‘sí’ por parte de la chica, en mi madre y yo con la lágrima a punto de caer y en un grupo de turistas maduritos aplaudiendo sin cesar.

Pues bien, es ese el espíritu del que quería hablar hoy, ya que al recordar la anécdota parisina, me he dicho a mi misma que no todo el romanticismo está muerto. Que pese a este mundo de desigualdades, de pobreza y riqueza, muchas veces injusto, problemático, y en el que todos pensamos más en nosotros mismos que en ninguna otra cosa, experimentar un poco de romanticismo no está de más. Que es también una manera de sentirse vivo, de tener emoción por alguna cosa que no sea uno mismo, y de buscar hacer feliz a otra persona.

Yo voto por ello, sin dudarlo. Para impregnarse de este sentimiento, nada mejor que ver Love Actually, Notting Hill o Pretty Woman.
Y a soñar despierta.



martes, 1 de diciembre de 2009

Con diciembre llegó el frío

Me gusta el verano. Vacaciones (viva la vida estudiantil), buen tiempo y pocas preocupaciones. Me gusta no tener que llevar una chaqueta detrás y olvidar durante unas semanas qué quiere decir lluvia. Me gusta ir a la playa, pese al pringue de arena, y disfrutar de la brisa, del sol, del ambiente estival. Pero sobretodo me gusta no pasar frío.

Este otoño, hemos tenido la gran suerte de vivir casi una prolongación del verano, con unas temperaturas más típicas de épocas primaverales que a aquellas de la caída de la hoja. Para mí es muy agradable que haga sol, salir de casa y no tiritar, dar paseos sin sentir cómo cala la humedad en todo mi cuerpo. Soy una persona 'friolera', y es bastante común que tenga la nariz (si, habéis leido bien, la nariz) y las manos heladas. Por todo esto, suele no gustarme demasiado el invierno y el frío, me hace aún más renegona y una de mis frases más repetidas es "tengo frío".

Y claro, este oasis de buenas temperaturas no podía durar para siempre. Con la llegada del 1 de diciembre, hoy nos hemos adentrado de pleno en el gélido General Invierno. Lo más insólito no es haber tenido una temperatura mínima de 9 grados, acompañada de algunas rachas de viento, sino que, pese a tener los pies congelados casi a lo largo del día, me ha gustado sentir el fresco sobre mi cara. Me he vestido a conciencia, con la chaqueta 'abrigadora' y múltiples capas de ropa, calcetines y botas, y ale, a la calle. Se me han cortado los labios, se me ha secado un poco la piel y mis pies siguen fríos aún. Pero me ha gustado sentir que ha llegado otro momento, ha sido como si de golpe me diera cuenta del cambio de estación.

Si este frío continúa durante unos días probablemente me pondrá de peor humor, pero lo positivo será que empezaré a creerme que queda poco para Navidad, hecho que hasta ahora ha sido casi imposible.

Además, lo mejor que tiene el invierno, sin duda, es que trae después la primavera. A ponerse el sayo hasta el cuarenta de mayo...

domingo, 29 de noviembre de 2009

El clásico

Nervios. Tensión. 22 jugadores, dos entrenadores, un estadio a rebentar y medio país en vilo. Incluso los que no somos ni de unos ni de otros esperamos la llegada de El Clásico. El eterno enfrentamiento entre, en teoría, las dos grandes fuerzas del fútbol español.

No es sólo fútbol. Esta tarde millones de personas estarán pendientes de la pantalla del televisor. La gran mayoría vive como propios los pases de Xavi, Kaká, Iniesta o Lass. Se le eriza la piel cuando su equipo trenza una magnífica jugada que acaba en gol. Sufre con las paradas de Casillas o las llegadas al área de Valdés. Les duelen las patadas como si las recibieran ellos. Se indignan, se enfadan con el contrario o con el árbitro en algunas ocasiones. Incluso con los suyos en algunas otras.

El fútbol es una manera de sentir, de entender un deporte. Es pasional. Es un sentimiento. Las carreras desde el medio del campo hacia la portería rival nos aceleran el pulso. Puede parecer banal, pero la victoria de nuestro equipo nos hace felices, nos aporta una alegría inconmensurable que no todo el mundo sabe comprender. Ganar un título es alcanzar esta felicidad en su máxima esencia. Permite que los hombres lloren y no se les tome por sensibles.

Hoy es uno de estos días. Hoy a la hinchada se le permite todo, gritos, cánticos, abucheos. Hoy a los jugadores se les exige el máximo: que arenguen a la afición a vivir como nunca los 90 minutos de juego. Hoy, esperemos que sea una gran tarde para el fútbol.

Hoy juegan el Barça y el Madrid, pero lo van a vivir todos los aficionados del esférico. Hoy es un partido para los amantes del fútbol que provoca taquicardia. Hoy es el día para disfrutar del fútbol.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Mi chasco con Luna Nueva

Está claro que la saga Crepúsculo es una máquina imparable de hacer dinero. Los cuatro libros de la escritora Stephenie Meyer han recaudado cifras millonarias, como ya lo hicieron otros tomos adolescentes del estilo de Harry Potter (de la que me considero una absoluta fan) o la trilogía Eragon. La adaptación al cine de la primera entrega, Crepúsculo, fue un absoluto éxito, ya que un recortado presupuesto consiguió una recaudación más que sorprendente.

Acudí el año pasado a ver la mencionada película, el primer fin de semana que estaba en cartelera. Recuerdo que cada vez que aparecía Robert Pattinson a escena, es decir, el vampírico protagonista de los libros (que por cierto ya participó en una de las pelis de Harry Potter), alias Edward Cullen, la sala se llenaba de grititos agudos, bastante patéticos diría yo, y que no cesaron hasta el último fotograma. La película no me pareció una obra de arte, pero me hizo pasar el rato, era bastante romántica y pese a una realización mediocre, tenía un pase.

Cual fue mi tamaña sorpresa al acudir, en esta ocasión al cine para ver la segunda entrega, y encontrar que entre los asistentes, se encontraría aproximadamente una media de edad entre los 28 y 30 años. Vale que era miércoles y en sesión de las diez, pero sigue siendo un hecho sorprendente. Ahora llega el momento de narrar mi desilusión y decepción con la secuela Luna Nueva, una apología de la tontería adolescente y de los músculos de los hombre-lobos.

Debo decir que mi hermana y mi madre son dos de esas fans histéricas y dogmáticas sobre todo lo que tenga que ver con Crepúsculo y más particularmente con Robert Pattinson. La primera ya había visto el filme (el día del pre-estreno, para más inri), y volvió a casa encantada con la película. La segunda está más que deseosa por hacer lo propio, y pese a mis opiniones desfavorables sobre la cinta, su fe sigue intacta. Aunque esta sea la situación en mi casa, yo volví del cine con la sensación de haber visto un largometraje chorra, pero que está rompiendo récords y siendo un taquillazo total.

¿Qué no me gustó de la película? Para empezar, la banda sonora de la primera entrega era mucho más brillante y cuidada en comparación con la de la segunda cinta, en la que no toma casi protagonismo. Me mata el victimismo recurrente de Bella, la humana enamorada del vampiro atractivo, que no sonríe una vez en toda la cinta y sólo sabe poner cara de circunstancias. Me cansa un hilo conductor contradictorio y poco creíble (ya sé que estamos hablando de una película de vampiros, pero es que tiene tan poca coherencia...). Pese a que sea una alegría para la vista, proclamar al viento que Jacob, el amigo lobo de Bella, ha ido al gimnasio día y noche teniéndole en pantalla sin camiseta me parece tan comercial que es incluso algo triste. Hay una escena que perpetra esto, hilarante diría yo, en la que Bella tiene un accidente de moto, y como sangra ligeramente por la cabeza, Jacob decide quitarse la camiseta, marcar bíceps y socorrerla. Tal cual el anuncio "Cuando estás orgullosa de tu cuerpo, se nota".

De hecho, llegué a aburrirme, y eso que yo soy la típica que se traga todas las americanadas disponibles y no le hace ascos a títulos como Una rubia muy legal, Ella es el chico o 12 en casa. Pero bueno, sé que aunque a mi no me gustara, va a ser la película líder hasta pasadas las navidades y que va a hacer mucha caja, y no sólo con un público adolescente. Os dejo el trailer y ya os decidís por vosotros mismos.

Aquí queda mi opinión. Ya os contaré que me parece la tercera parte...

lunes, 23 de noviembre de 2009

La no típica comedia americana

No piensen que La cruda realidad es la típica comedia romántica americana; efectivamente es una comedia, es romántica y es americana, pero no es la típica. No responde a los usuales tópicos de este tipo de filmes y es una auténtica gozada para el espectador, tanto para él como para ella. No vayan al cine esperando encontrar algo similar a los bastardos de Tarantino, pero hace pasar un rato más que agradable y no es ninguna pérdida de tiempo.

Se trata de la típica película que ves anunciadísima en trailers, televisión y demás, y que piensas "uy, tanta promoción... muy buena no será". Recalco, no es ninguna joya del cine, ni contemporáneo, ni pasado ni futuro, pero es realmente divertida y aporta 97 minutos de evasión garantizada.

Los protagonistas, por supuesto, son renombradas estrellas hollywoodienses, lo que contribuye a pensar que el filme es más comercial que la Coca-Cola. Katherine Heigl, la guapa Izzie Stevens de Anatomía de Grey, y a la que ya hemos podido ver en otros largometrajes de corte similar, como 27 vestidos o Lío embarazoso (ésta última aún sigue menos el estereotipo de comedia americana... a ver si algún día hablo más de ella), acompañada de unos de los actores de moda, Gerard Butler. A lo mejor les suena, pues es el marido de Hillary Swank en la no menos romántica Postdata: Te quiero, y últimamente se ha rumoreado que ha mantenido un affaire o relación con Jennifer Aniston.

A grandes rasgos, Heigl es una soñadora productora de televisión que sigue esperando la aparición de su príncipe azul, y Butler encarna al soltero malote y socarrón, que odia las relaciones y no cree en el amor verdadero. Al principio todo parece claro, pero cuando entra en juego el vecino de Heigl, un doctor macizo (remitiendome a la mencionada serie médica) y que estereotipa al hombre perfecto, la cosa se pone complicada.

Lo mejor de la película, son las idas y venidas de los protagonistas, las verdades (algunas bastante dolorosas) sobre las relaciones entre hombres y mujeres, venidas siempre del macho cabrío que representa Butler, pero sobretodo, la escena estelar de las bragas vibradoras. Dejo un vídeo para que se comprenda mejor a qué me refiero.

Lo dicho, si tienen tiempo y no les apetece cine del complicado, ahí tienen La cruda realidad.


domingo, 15 de noviembre de 2009

¡Qué escandalosa es la masturbación!

Aún no había tratado temas sexuales en el blog, pero ha llegado el momento. "Polémica por una campaña de educación sexual de la Junta de Extremadura". Para variar, el PP y algunas asociaciones de padres, en contra. En mi opinión, en una actitud de tocapelotas, nunca mejor dicho.

La campaña en cuestión, que recibe el nombre de 'El placer está en tus manos', dice la Junta que trata de potenciar la educación afectivo sexual, intentando promover entre los jóvenes buenas prácticas sexuales, un acercamiento a juguetes eróticos y a ese gran tabú llamado masturbación. Onanismo. Tocarse, para ser más llanos. Ya en la época de Antonio Alcántara, en el Cuéntame profundo, se amenazaba a los jóvenes con una ceguera permanente o brotes de acné por tocarse. Pues se ve que seguimos con la misma mentalidad de hace unos cuarenta años.

No es que me las quiera dar de liberal o super moderna, pero para mí, estas campañas deberían ser casi obligatorias para todos los adolescentes, no sólo en Extremadura, ya que estoy segura de que ayudaría mucho a la gente joven, inexperta, y que normalmente no encuentra en casa las respuestas a las miles de preguntas que tiene en la cabeza. Escudándose en la típica frase "la juventud es que ahora está muy informada..." los adultos, el Ministerio de Educación, y en consecuencia, los educadores, se han olvidado que por el hecho de que las sociedades avancen, exista Internet, el porno y la experiencia de los amigos, los adolescentes siguen siendo igual de novatos que siempre.

Esta campaña le ha costado a la Junta extremeña 14.400 euros, cifra que los representantes del Partido Popular consideran un "despilfarro". A mí no me parece que sea un malgasto de dinero, e insisto en que ésta debería ser la primera de muchas propuestas similares. Me cuesta entender porqué todo lo que se relacione con sexo se ve tan escandaloso, inmoral y se tienda a alejar de la infancia o la juventud. El sexo siempre es peor que la violencia. De hecho, yendo hacia el terreno periodístico, la nueva Ley General del Audiovisual, recientemente aprobada, prohíbe toda emisión de pornografía sea la hora que sea y sea el canal que sea. De la violencia gratuita, sangre, referencias a muertes o demás, no se muestra tan quisquillosa.

Sinceramente, en el año 2009 me sobra tanta tontería. Estas actitudes estúpidas con respecto al sexo por parte de políticos, padres, profesores y un largo etcétera, me parecen fuera de lugar. ¿Qué tiene de malo disfrutar del sexo ya sea solo, en pareja, en un cuarteto, mientras haya respeto y se cuiden ciertos baremos de higiene y seguridad? ¿Acaso todo estos políticos, padres, profesores, etc, no se han tocado, masturbado en su juventud, y no han disfrutado y disfrutan del sexo?

Lo importante no es transmitir a los niños que el sexo es "caca", a los jóvenes que "eso no se hace hasta que no seas más mayor", que "hay que llegar vírgen al matrimonio" (esa frase nos la tragamos sobre todo las chicas...). Lo importante es transmitir valores de respeto para uno mismo y hacia el otro, entender que el sexo es una práctica natural y tratarlo con la mayor normalidad posible.

"Mamá, ¿qué es un orgasmo..?"

jueves, 12 de noviembre de 2009

Hospitales

Esta mañana he tenido que ir al hospital para visitar a un amigo de la familia, muy querido por mí, que está ingresado desde hace unas semanas y que aún le queda otro tanto que aguantar, pero que por suerte se encuentra en un buen estado de salud.

Al entrar, he aterrizado de nuevo en el mundo hospitalario. He de decir que no soy una visitadora frecuente de estos lugares, y que la última vez que paseé por esos pasillos fue el pasado febrero. Aunque en mi etapa de futbolista me pasé muchas horas esperando que alguien reconociera mi dolorido tobillo - esguince, segundo grado, hielo y reposo quince días -, mi recuerdo distaba mucho del ambiente que me he encontrado hoy, y que ya saboree en febrero, pero en menor escala.

Qué poco me gustan los hospitales. La atmósfera es horrorosa. Los pasillos llenos de gente, familiares de los enfermos, normalmente con la cara y la moral por los suelos. Las batas blancas y uniformes verdes circulan con total libertad, prácticamente ajenos a esas tragedias que les rodean a diario. El ambiente es gris, el silencio roto por murmullos preocupados y preocupantes. Se podría decir que se palpa la muerte. Por no ser tan drásticos, digamos que se palpa el drama.

Es difícil encontrar a alguien sonriendo. Sales del hospital y por lo menos ese día, no eres la misma persona que antes de poner un pie en ese santuario de la medicina, la infección, las bacterias, los enfermos, las enfermedades y la muerte.

Cuando estaba allí, he dado gracias de haber sido siempre una persona 'de letras', poco habilidosa con las matemáticas y las tres ciencias. De la que me he librado. Yo creo que como los toreros, la gente que trabaja en los hospitales, está hecha de una pasta especial. Los que no tengan esta pasta especial de serie, se 'convertirán' al poco tiempo de entrar a trabajar en un uno de estos edificios. Metamorfosis sanitaria.

Lo más gracioso del asunto, es que alguna vez he tenido la tentación de meterme a matasanos. ¿Cuándo? Pues cuando va a ser, viendo en la tele las trepidantes aventuras del Seattle Grace en la famosa serie americana "Anatomía de Grey". Con médicos tales como el Doctor Macizo y los líos amorosos del lugar, como para no querer encontrar mi vocación perdida hacia el bisturí. Eso sí, era acabar el capítulo correspondiente, y cuarenta minutos más tarde volvía a la realidad periodística.

Otra serie de esta índole, made in Spain y por supuesto con un presupuesto, efectos y elenco más a la baja, y que seguí fervientemente durante un tiempo, es "Hospital Central". ¿Dónde están esos médicos tan comprometidos con su profesión, preocupados por la ética y la moral, el buen hacer sanitario y el problema de cada paciente? , me rio yo de todo eso. La comparación con la realidad es hilarante, casi ridícula.

Concluyendo, que no me gustan nada los hospitales, y prácticamente nada que tenga que ver con ellos. Ojalá no tenga que volver por allí en mucho tiempo...

martes, 10 de noviembre de 2009

Qué ocurre cuando no sé qué escribir

Cuando empecé este blog me propuse escribir cada día al menos entre semana, pues ya presumía que los sábados y domingos me iba a ser más complicado encontrar el momento de situarme delante de la pantalla del ordenador más de treinta minutos seguidos.

Con este propósito, anoche me plantee la posibilidad de escribir sobre la victoria por 1-0 del Real Madrid sobre el Alcorcón, que me dió el placer de ver fuera de la Copa del Rey al club que se ha gastado 270 millones de euros en super fichajes este verano. Ya sabéis, "El gustazo de ver perder al Real Madrid", al que me referí en una entrada anterior. Pero era demasiado repetitivo, redundate y cruel (aunque eso no me preocupa demasiado si se trata del club merengue, seguidores madridistas, etc).

Así que aparqué esa tarea para hoy, con la intención de encontrar una idea mejor de la cual escribir. No la he encontrado. Y eso que tengo una escueta lista en la que aparecen algunos temas que me gustaría tratar, pero que hoy en particular, no me motivaban demasiado. Y esto es lo que pasa cuando no sé qué escribir, que no se me ocurre solución más lógica que hablar precisamente de aquello que suelo hacer al redactar.

Siempre me ha gustado escribir, pero nunca he sido una persona con una vocación clara por la escritura de ficción. De hecho, no me creo con la capacidad de construir una historia. Tengo una imaginación algo atrofiada: soy una gran soñadora y en mi cabeza revolotean muchos pájaros, pero nunca he sido una gran contadora de historias. Lo que mejor se me da es escribir sobre cosas que me gustan, que normalmente ya conozco, con un marcado perfil (auto)biográfico.

Así que casi siempre supe que podría dedicarme al periodismo, y digamos que el sueño de ser escritora permanece algo aletargado y en un segundo plano. Hay que ser realista. Por tanto, mis rutinas a la hora de escribir no son las del devoto novelista, historiador o investigador, pero son las de alguien que disfruta ensamblando frases y juntando palabras según necesidad.

Al igual que cuando conduzco, como ya he explicado en la entrada "Sí, me gusta conducir", lo que más me gusta para escribir es la música. Para según que textos, lo que es incluso mejor que la música, es el silencio, y os aseguro que encontrarlo en mi casa es muy difícil en muchas ocasiones, por lo que siempre acabo tirando de horas intempestivas para hallar la inspiración. Volviendo al tema musical, no todas las canciones sirven. Especialmente tengo que eludir las muy movidas, que me incitan a bailar, las que me sé muy muy bien, ya que no puedo evitar cantarlas (y eso que no es que tenga una gracia especial), y el volumen no puede ser muy alto. Me ayudan los temas melódicos, algunos románticos, de índole clásica o instrumental. Y mi gran secreto es iTunes: esa gran herramienta que me tiene preparada una lista con mis canciones más escuchadas. PLAY y a crear.

Últimamente mi favorita es 'There she goes", del mítico grupo The La's. Tengo una tendencia que no puedo reprimir por la música remember, y otro grande al que escucho mucho es Serrat. En la escueta lista que he mencionado antes se encuentra en primer lugar, y espero algún dia encontrar el tiempo y el estado de ánimo para escribir sobre él.
Mi soporte favorito, y será que soy hija de la generación de la tecnología, es el ordenador. Cuando era más pequeña (si se puede decir eso con 19 años), solía apuntar mis ideas sueltas, algunos poemas - por llamarlos así, pero de poesías tienen bien poco -, escritos o similar, en alguna libreta que tenía por la habitación. Pero en cuanto entró mi primer portátil en mi vida, se acabó la etapa 'analógica' y comenzó la digital.

Es primordial que la puerta de mi habitación esté cerrada. Soy bastante quisquillosa con cualquier ruido. Además, teniendo en cuenta que en mi casa podemos encontrar dos perros, una hermana adolescente, un padre alborotador y una madre con vocación de cantante, dos teles y cuatro ordenadores, la contaminación acústica está a la orden de día. Ya os he dicho que el silencio es casi una utopía.

Necesito mucha luz. Si es de día, la persiana debe estar subida hasta arriba, y lo mismo con el estor. Si es a partir de la tarde-noche y empieza a oscurecer, enciendo la luz del techo. Y el toque final, el flexo apuntando hacia el ordenador. Sí, soy un poco pesada para algunas cosas, pero son las costumbres que he adquirido con el paso de los años.

Me gusta que la mesa esté bastante ordenada (dentro del desorden que ésta supone), tener agua a mano y si se trata de una sesión de escritura 'seria', suelo traerme algo para picar o incentivarme a la escritura. Después de todo estos requisitos, abro una página en blanco de Word, trato de no distraerme mucho con las webs lúdicas de Internet (tuenti, sobre todo), y llega el momento de creación.

Otro día os cuento cúando descubrí que servía para esto de las letras y las palabras y porque escribo cómo escribo. Lo apuntaré en la lista.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Celda 211

¿Qué vemos hoy? La típica pregunta que hacemos siempre a la puerta de las taquillas del cine. Suelen haber tiras y afloja, argumentaciones, alguien que cede, alguien que se enfada... Son las escenas clásicas que se dan ante el gran acontecimiento de elegir película.

El domingo no sabía qué ver, no tenía en mente ningún film de la cartelera, y esta vez cedí yo para entrar a ver Celda 211. Como ya he comentado en otras ocasiones, no soy muy fan de la violencia y la sangre en las películas, y esperaba que este thriller carcelario firmado por Daniel Monzón tuviera otros alicientes además de los ya mencionados. Y de hecho, los tiene. Está triunfando en la taquilla y ya ha desbancado al Ágora de Alejandro Amenábar, y sigue escalando puestos.

Tiene un cartel fantástico, con nombres como los de Carlos Bardem, Marta Etura o Antonio Resines, pero sin duda la estrella del largometraje es Luis Tosar, que comparte el protagonismo de la trama con el argentino Alberto Ammann. Su actuación es brillante, cada centímetro de su cuerpo transmite la furia de 'Malamadre', el capo y cabecilla de la cárcel, culpable del motín sobre el que gira el film. El guión está bien ensamblado, alternando el presente y breves escenas del futuro, además de todo lo que se cuece más allá de la galería penitenciaria. Lo realmente inquietante de la película es la mala gestión de la administración de la cárcel, la corrupción y violencia gratuita de los funcionarios, la pasividad que se muestra por parte del negociador y la incompetencia del Ministerio. ¿Si se diera una situación de este tipo en una cárcel hoy día, ocurriría esto? Pues vaya.
Quedémonos con la acción, el interés constante y las sorpresas del largometraje. Pensando, eso sí, que por ahora, se trata sólo de ficción.


[Link a Entrevista a Alberto Ammann, uno de los protagonistas de la cinta.]

cosas, Gente

Todos tenemos días buenos, días malos. En estos últimos, nos parece que no tenemos a nadie, que somos insignificantes. Últimamente, los días buenos, y los muy buenos, invaden mi vida. Soy feliz.

Me he dado cuenta de que el pesimismo que nos recorre el cuerpo en los días malos es muy traicionero, y saca lo peor de nosotros, al menos saca lo peor de mí. Provoca que aparezcan en volcán todos mis miedos, que me sienta decaída y que me encuentre fuera de lugar. Lo genial de los días buenos, es darse cuenta de que al contrario de lo que pensamos en los días malos, es que tenemos cerca a mucha gente que nos quiere, que nos valora, que nos aprecia.

Hoy en día solemos dar mucha importancia a las cosas. Materialismo. Soy materialista, siempre lo he sido, pero estoy descubriendo que me estoy haciendo una amante de la Gente (con 'g' mayúscula). De los amigos, los familiares, los compañeros. Toda esa gente que me rodea y que en los momentos más importantes, en los días buenos, me han dado su apoyo, me han demostrado su amor y me han hecho sentir importante.

Por supuesto, muchos de ellos son los que están también en los días malos, lo cual valoro bastante, ya que mis días malos son muuuuy malos.

Esta Gente hace que las cosas (con 'c' minúscula) pasen a un segundo plano. Una sonrisa, una mirada, un gesto especial, hacen mucho más por mí que lo que hacen otras cosas. Está claro que me encanta subirme al autobús escuchando mi iPod, pero a la larga no me aporta nada particular. Podría no escuchar música en ese trayecto, podría vivir sin iPod. Pero no podría vivir sin toda esa Gente, porque me hacen ver que no soy insignificante, que mis intentos de ser una buena persona, una buena amiga, hija, hermana o novia, no quedan en balde.

Qué bien me hacen sentir los días buenos. Cómo me gusta saber apreciar la importancia de toda esta Gente. Porque en la vida, el que tiene cosas y no tiene Gente, no tiene nada.

jueves, 5 de noviembre de 2009

El insalvable ‘Sálvame’

Mireya Lázaro y Paula Civera. - Ya lo dice la canción que abre el programa, “por favor, sálvame”, pero es que no hay nadie capaz de salvar este despropósito que tanta audiencia consigue para la sorpresa de muchos. Los ingredientes son la Esteban en plena esencia, personajes del corazón de lo más variopintos, sensacionalismo y muchas ganas de hacer el payaso. Todo esto orquestado por un resanado Jorge Javier Vázquez, que parecía terminado después de que el programa que le hizo famoso, el célebre ‘Aquí hay tomate’, acabara, y que ha sabido resurgir de sus cenizas para ofrecer un nuevo espacio rosa con contenidos que dejan bastante que desear.

No todo el mundo apostaba por el éxito de esta propuesta para la sobremesa de Telecinco, pero pasmosamente se ha hecho con el control de la parrilla en esa franja horaria y encumbrado a J.J (cariñosamente), a lo más alto, pues ha recibido un Ondas al mejor presentador. Quien lo iba decir, viendo como manipula a los colaboradores cual marionetas. Les riñe, castiga, echa del programa e incluso obliga a bailar y cantar.

Además, cuenta con su propio alter ego, ‘Sálvame Deluxe’. Por si no tuviéramos suficiente con verlo a diario, los viernes tenemos la suerte de disfrutar de una doble sesión, tarde y noche. Si cabe, ésta es aún más absurda que el Sálvame original. Con eso de que “ya no estamos en horario infantil…”, hacer burradas, el cafre y soltar insultos parece que sea mucho más fácil. Y por supuesto, la estrella principal de este show, es, como saben, la magnífica Belén Esteban, que dejó su puesto de las mañanas junto a AR (Ana Rosa, pero poner las iniciales es más cool), para convertirse en la indiscutible reina de las tardes.

Ya saben, si quieren disfrutar del circo sin salir de casa, hagan palomitas, siéntense al sofá, y prepárense para deleitarse con televisión de calidad, contenidos de nivel y profesionales renombrados. Que podríamos esperar de una cadena que pertenece a Berlusconi.

Sólo nos queda decir, ¡arriba la Esteban!

Publicado previamente en http://www.uvalencia.info/

martes, 3 de noviembre de 2009

Sí, me gusta conducir

No es un sentimiento generalizado, y mucho menos en mujeres, pero desde el primer día que puse un volante entre mis manos supe que conducir es una de las cosas que más me gusta hacer. Al principio me parecía que era difícil coordinar tantos movimientos, pero en cuanto me adapté, me dí cuenta de que cuando conduzco, me evado, me desahogo, me siento como quien dice, libre.

Hay quien dice que conduzco un poco a lo loco, y yo creo que hasta cierto punto es verdad. Muchas veces precipitada y sin pensármelo dos veces: creo que es un paralelismo con mi manera de ser. Tampoco soy una temeraria, pero sí, me gusta mucho apretar el acelerador.

Sé que hay mucha gente que le tiene miedo a conducir, un temor que se conoce como amaxofobia, y que afecta a un porcentaje de la población bastante elevado, exactamente, sobre el 64% de las mujeres y el 36% de los hombres lo padecen. Además, de entre los conductores el 33% se ve afectado por este estrés o ansiedad que se vive al volante.

Siempre he intentado tener empatía con los demás y entender cómo se sienten en determinados momentos. Respeto muchísimo a todos aquellos que padecen esta amaxofobia, pero me alegro mucho de no tener en absoluto ninguno de los síntomas que se presentan, y de disfrutar de esta manera tan mía de aquellos momentos que paso dentro de mi coche. La ciudad no es mi hábitat preferido, como tampoco lo son las autopistas o autovías; los mejores tramos son aquellos que tienen pocos semáforos, curvas no muy pronunciadas y buena gravilla.

Me gusta, además, sentir que domino el coche cuando freno, cuando cambio una marcha ya sea para acelerar o reducir, y me declaro totalmente en contra de los cambios automáticos, muy de moda últimamente, por muy cómodos que resulten.

El mejor complemento a la hora de conducir, es la música. Ya sea la radio o mis propias selecciones, me encanta acompañar cada tramo con canciones que normalmente van en consonancia con mi estado anímico. Lo redondo es conseguir emparejar un buen viaje con un buen CD recopilatorio, y sentarse a disfrutar.

No siempre es fácil transmitir con palabras lo que se siente en ciertos momentos, y aunque lo he intentado, creo que el famoso anuncio de BMW “¿Te gusta conducir?” expresa perfectamente esa sensación que me recorre el cuerpo al conducir. La genialidad de dejar atrás kilómetros y kilómetros de cemento, atardeceres, luces, árboles… todo aquello que encuentras en el camino.

Sí, me gusta conducir.

El gustazo de ver perder al Real Madrid

Siendo sincera, nunca he sentido simpatía por el Real Madrid. Son de esas cosas que en tu casa se palpan desde la infancia, un sentimiento bastante propagado en Valencia en general y del que no me siento en absoluto avergonzada. Se podría incluso decir que soy antimadridista.

Sé que no está muy bien hacer leña del árbol caído y todo eso. Sé que como seguidora del Valencia soy la primera que debería callar, porque hemos sido eliminados de la Copa del Rey en algunos campos de peor categoría que el del Alcorcón. Pero da tal gustazo poder hacer burla de que un Madrid galáctico, estratosférico, de otro universo, celestial… y un sinfín de adjetivos que podemos encontrar a diario en MARCA, se lleve el batacazo del siglo y se vaya con cuatro churrascos y el rabito entre las piernas de vuelta a casita Bernabéu. Repito, qué gustazo.
Y es que el Real Madrid no jugó con media cantera y cuatro utilleros en el campo del Alcorcón. Con un once inicial casi de gala, que bien podría jugar una eliminatoria de Champions, sufrió y mucho ante un conjunto ordenado y serio que sacó a relucir las miserias de un equipo con un presupuesto de 400 millones de euros. Un equipo que ha gastado más de 200 millones de euros en fichajes made in Florentino este verano. Un equipo que ha hecho el fichaje más caro de la historia del fútbol invirtiendo 94 millones de euros en el crack del balón Cristiano Ronaldo, que además vende muchas camisetas y da mucho dinero, qué casualidad. Aunque bueno, quizás la ausencia de este adonis del esférico fuera la causa de tan bochornosa derrota, aunque que yo sepa, de toda la vida, un equipo lo forman once y no uno. A lo mejor es que se han acostumbrado a que Iker Casillas les salve los puntos bajo del larguero.
El ‘Alcorconazo’, como lo denominó el periódico EL PAÍS, ha sido el evento deportivo del año desde que el Barça ganó el triplete. Aunque ahora el Madrid de Floren y el ‘labias’ Valdano se rehaga y gane todos los títulos habidos y por haber, como proclama la prensa amiga madrileña, yo ya habré vivido mi momento de gloria. Porque ver las palabras “ridículo”, "vergüenza" y “humillación” en MARCA y AS es incluso más de lo que cualquier antimadridista pudiera desear.
Un gustazo.

viernes, 30 de octubre de 2009

Escépticos

¿Estamos solos? ¿Estamos acompañados? La eterna pregunta. La ciencia intenta, y lleva años intentado responder a estas cuestiones. La opinión pública bebe del espectacular cine hollywoodiense, donde criaturas extrañas que provienen de algún lugar de la galaxia atacan la Tierra con la consiguiente batalla por mantener viva la civilización, por supuesto con victoria del guaperas de turno, véase por ejemplo Tom Cruise en La Guerra de los mundos. Creer así en la presencia exterior de los supuestos alienígenas parece mucho más fácil. Pero siempre se mantienen firmes los conocidos como escépticos. Me confieso como uno de ellos. Y además creo que la ciencia nos da la razón.
Múltiples proyectos han nacido y muerto prematuramente con el fin de hallar vida inteligente allende nuestro planeta. Fernando Ballesteros investiga en su libro Gramàtiques extraterrestres la posibilidad de descubrir y comprender un lenguaje extraterrestre. Indaga además en todos los experimentos llevados a cabo en la búsqueda científica de inteligencia foránea, en el programa conocido como SETI (Search of Extra Terrestrial Intelligence). Se podría enumerar una larga lista de intentos fallidos por hallar cualquier presencia externa, desde la búsqueda de los 21 centímetros de 1959 al programa Phoenix de 1995. Ninguno descubrió nada. Ninguno aportó pruebas concluyentes de presencia extraterrestre. Ni siquiera un mínimo indicio con el cual continuar sustrayendo conclusiones y resolviendo incógnitas. Nada.



Actualmente parece que está de moda creer en la presencia exterior, o al menos en fenómenos extraños. Parte de esta culpa la tiene Iker Jiménez, el más famoso freak-investigador del panorama actual. Primero con su programa en la Cadena SER, Milenio 3, y su posterior éxito televisivo Cuarto Milenio, está cosechando gran número de adeptos que siguen sus programas, y más allá, creen en sus teorías. ¿Soñar es gratis? Últimamente parece que lo es y que hace subir las audiencias. Así que tiene cabida tanto en las parrillas televisivas como en las ondas de la frecuencia modulada.

Debo decir que me sigo manteniendo como una escéptica. No habrá ni película ni libro ni programa que me haga cambiar de opinión… al menos por ahora. No sabemos que pueda ocurrir o que pueda hallar la ciencia. Porque si algo está claro, es que la ciencia se supera día a día y que será la única vía de conseguir las respuestas a tantas preguntas inacabadas.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Asco

Así de contundente suena, pero tristemente, así es. La política española cada vez da más asco (no voy a decir aprensión, digo asco). No importa que seas de unos o de otros, más o menos radical, ni siquiera que seas apolítico y te dé absolutamente igual qué ocurre en las lides políticas nacionales... pero el panorama es absolutamente patético.
Hace algunos años, pese a saber que lo que realmente me gustaba era el periodismo, en mi ingenua mente de adolescente planteé la muy remota posibilidad de dedicarme a la política. Problema uno: mis ideas no coincidían - ni coinciden- plenamente con ninguno de los partidos actuales. Problema dos: creo que formar mi propio partido político será un poco difícil... Problema tres: el mundo político está podrido.

Afortunadamente, para mí, desheché esa idea transitoria (aunque no es que ahora ande metida en un lugar mejor, que para encontrar hueco en el no menos podrido mundo del periodismo...). Pero la política nunca dejó de interesarme, a lo largo de los años, hasta el presente momento, en el que me hastía. Ya me cansa y me produce incluso desinterés. Creo incluso que los mismos políticos se están cansando; muchos están dejando sus escaños o responsabilidades para dedicarse a la actividad privada... o será que la política ya no da dinero.

Obamas sólo los hay en las películas, o por defecto, como todo lo que parece más molón, en Estados Unidos. Líderes de los de antes, en período de extinción. Y los de ahora, avergonzantes. La corrupción está a la orden del día, las zancadillas entre 'colegas' también y con interminables listas es como la política se ha convertido en un absoluto despropósito. No sé muy bien donde está la solución, pero tengo bien claro que de los políticos que dominan actualmente la arena del circo (estos sí que son unos payasos...), no vendrá.

Seguiremos buscando...

martes, 27 de octubre de 2009

Tarantino firma una nueva obra maestra

No se puede decir que yo sea una gran fan del cine de Tarantino, pero no puedo despreciar lo que notablemente se erige como una de las mejores películas del año y porqué no decirlo, del cine contemporáneo. En Malditos Bastardos el siempre inteligente Quentin huye de los tópicos recurrentes en las películas sobre Nazis y es capaz de ensamblar una historia muy digna de sí mismo. Como es habitual en el resto de su filmografía, los derroches de sangre y violencia gratuita acompasan cada uno de los capítulos en los que el director ha decidido dividir la película, exactamente cinco. Sé que ya forma parte de su huella personal, de su manera de transmitir la brutalidad de sus personajes, pero a mí, sinceramente, tanto exceso me sobra. Y eso que disfruté como hacía bastante - por no decir mucho - tiempo que no lo hacía sentada en una butaca de cine, pero quizás me incomodara todo ese ensañamiento.

Una de las muchas virtudes de las que puede presumir Tarantino, y que en Malditos Bastardos queda patente, es su capacidad innata para conseguir que el espectador desconecte y se sumerja de lleno en la historia que se proyecta. Siendo que sus películas son bastante más largas de lo que el cine actual acostumbra, las casi tres horas en las que discurre la trama apenas cansan ni pasan factura. La sensación de que se está atrapado en lo que se narra es total de inicio a fin, del primer al último plano, eso sí, esperando a cada minuto una nueva sorpresa, un nuevo disparo, una nueva muerte.

Además de alabar el fantástico trabajo del bastardo Quentin, debo hacer lo propio con el reparto de la cinta, fabuloso sin lugar a dudas, y que está al nivel de tamaño realizador. En el cartel pueden llamar la atención los nombres de los más hollywoodienses y asiduos visitadores de alfombras rojas, Brad Pitt y Diane Kruger, cuyas interpretaciones no quedan atrás, pero debo decir que la revelación del largometraje, al menos para mí, es el austríaco Christoph Waltz. En sus manos está la mirada más terrorífica de la producción y durante los 160 minutos temí la aparición de Hans Landa, el 'Caza judíos', en pantalla. No me sorprende pues que recibiera el galardón al Mejor Actor en la pasada edición del Festival de Cine de Cannes, y no me extrañaría que le fueran otorgados otros premios ante tan exquisita actuación.

Por último destacar la inefable banda sonora que siempre acompaña a Tarantino y que no defrauda en absoluto. Quentin en pura esencia.

lunes, 26 de octubre de 2009

los zapatos del payaso

Parece que nadie se abre un blog con un título normal, nombre y apellidos, nombre y algún número; no, no, la tónica habitual es rizar el rizo y encontrar una cabecera más rebuscada. Sin ser excepción, he abierto este blog con un nombre algo particular, 'los zapatos del payaso'. Esta ha sido mi primera opción desde el principio, pues es una frase a la que tengo especial cariño, basada en la canción del grupo Despistaos, Los zapatos de un payaso, que he tenido que adaptar por la no disponibilidad de títulos.


Me gusta la canción, me gusta la frase que conforma, pero me gusta mucho también por lo que representan esos zapatos, grandotes, dantescos, bastante burlescos y que combinan el humor con un sabor melancólico. La figura del payaso me recuerda además a la del periodista; aquel que hace sátira, que encuentra los puntos débiles de la sociedad para hacer crítica y formar opiniones.


Ver la vida desde el punto de vista de un payaso, o más bien, desde sus zapatos, pisoteados, manchados, pero que siempre guarda un lugar para el ingenio y la alegría, es un ejercicio de reflexión bastante interesante.

No sé muy bien a qué voy a dedicar este blog, pero teniendo en cuenta esos zapatos del payaso, iré escribiendo lo que pienso, lo que siento, lo que ocurre más allá de estas palabras y que merezca consideración y una mención concreta.


Por ahora, es todo.